La Venezuela prometida

Aunque en el presente nuestro país y nuestra gente se vean bastante maltratados por la dictadura, no siempre será así y nosotros, estemos dentro i fuera del país, somos garantía de que no será para siempre.

Para poder ver el futuro con optimismo y poder levantarnos por la mañana a trabajar, sobretodo aquellos que estamos en un país extraño, con bastante frío y lejos de muchos seres queridos y conocidos, debemos ver esa Venezuela prometida, la que tarde o temprano nos tocará construir, una vez que acabemos con la plaga roja.

Imaginemos cuando suceda lo inevitable, la dictadura cayendo, los chavistas tratando de huir a países lejanos, muchos de ellos siendo arrestados en el aeropuerto, otros en frontera, otros siendo deportados de otros países para que paguen por sus crímenes. Y así podemos seguir describiendo la deliciosa justicia que con ganas vamos a aplicarle a los malhechores, de tal manera que las 7 plagas d Egipto palidescan ante lo que les espera a esos demonios.

Sin embargo, hay otra parte aún más emocionante, que es la construcción de un país. En el caso de nuestro país, con los deseos de construcción e inversión que hay, el inicio de ese viaje seria como el arranque de una poderosa locomotora, que va ganando velocidad; las inversiones llegando al país al ritmo al que los chavistas son enjuiciados y encarcelados; cada sector productivo del país trabajando a todo dar, millones de venezolanos construyendo una civilización, un futuro, algo nunca visto.

Imaginemos, las grandes compañías trabajando 24/7 otra vez, camiones abarrotados con cargamento y mercadería saliendo a cada rincón del pais, con gente feliz y sonriente, comprando, vendiendo, produciendo cosas nuevas y asombrosas, gente contenta de ayudar a un renacer económico, un enorme logro.

Imaginemos por un momento, la gran cantidad de familias reunidas nuevamente, aeropuertos a reventar de gente volviendo, familias confundidas entre el bullicio del gentío, buscándose con la mirada, encontrándose, abrazándose, llorando de felicidad.

Imaginemos, tantos profesionales capaces que vuelven a su país con mucha más experiencia que con la que se fueron, gente preparada y lista para aportar su conocimiento en la construcción de una metrópolis inmensa, una nación como no la ha habido y como no la habrá en siglos.

Imaginemos, un país con bellas calles y veredas, casas lindas, ordenadas y pintadas; escuelas llenas, liceos a todo dar, universidades de primer mundo, produciendo cada una los científicos, matemáticos, artistas, médicos y abogados de óptimo nivel. Aquellos que serán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos por muchas generaciones adelante, cada una haciendo avances más sorprendentes que la otra, desafiando los pronósticos.

Imaginemos, un gobierno que es justo en su juicio, que destina recursos de forma inteligente para acelerar la creación de desarrollo y avance, que nos permita volver a ser competitivos y productivos como nación a niveles superiores, una enorme maquinaria de producción y creación, un prodigio y fuerza de la naturaleza que haga temblar los cimientos de las teorías y proyecciones económicas.

Imaginemos por un momento, un país que es posible, porque es posible, y lo será. Solo debemos estar unidos y pe dientes, colaborar diligentemente en el primer paso para que todo eso se vuelva realidad, el acabose de esa dictadura y el encarcelamiento de todos los sinvergüenzas y tiranos que nos niegan ese próspero futuro. Ese enemigo de la prosperidad llamado Socialismo del siglo XXI, que hizo que tuviéramos que dejar nuestro país.

Ellos son el enemigo, todo lo que podamos hacer cada uno desde nuestro espacio para contribuir a que erradicar el socialismo y toda esa peste, debemos hacerlo. Y debemos irlo haciendo, poco a poco nuestras fuerzas serán suficientes para destruir a ese enemigo de la libertad y de la prosperidad.

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Todo esto que escribo, es con la finalidad de que recordemos lo que hemos perdido, que pensemos en lo que podemos ganar y de que trabajemos juntos para ganarnoslo. Nuevamente, la Venezuela prometida.